“El concepto de familia de la cultura occidental es pobre y hay que educar y tener a los niños en común y en colectivo, por la tribu”. Lo dice una diputada de la CUP (independista, antieuropea, comunista). Cada uno es libre de opinar lo que quiera y los demás de pensar que es estúpida y retrógrada. Lo de la tribu tiene miles de años y las comunas ya han demostrado su inutilidad.

La familia es el grupo social primario, principal fuente de estabilidad emocional, social y económica. En ella las personas aprenden derechos y deberes, libertades y responsabilidades. Hay muchos tipos: monoparentales, gais, con hijos de diferentes matrimonios, adoptados, etc. Todas las que se basan en el amor están bien. Pero no se trata de fomentarlas cargándose la familia tradicional, que merece respeto y apoyo.

Lo importante es tener una familia feliz. No es fácil, porque cada vez hay más familias disfuncionales y conflictivas, y sus niños pueden pensar que eso es normal y sufrir trastornos de personalidad y depresión. La familia está en crisis, se rompe con excesiva alegría, por egoísmo, libertades ficticias o poca madurez y compromiso. Falta empatía, comprensión, sensibilidad, respeto, autoestima, relaciones saludables. Una familia sana debe promover el desarrollo de todos sus miembros, para lo que hace falta jerarquía y límites claros, roles definidos, comunicación abierta y fluida, y capacidad de adaptación. Si tú tienes esa familia feliz disfrútala al máximo, porque no te imaginas lo que duele cuando se pierde algún miembro. H