Hay que ayudar a un amigo o a un ser querido, siempre que lo necesiten y si puedes hacerles un favor, pues se lo haces. Pero cuidado, porque lo mejor para él, ese apoyo, no siempre debe ser el que te pide, si no el que realmente necesita, y estas dos cosas en ocasiones no coinciden y esa es la clave. Si eres un buen amigo y quieres tener la conciencia tranquila, es mucho más sincero, honesto y constructivo decirle la verdad que seguirle la corriente. La verdad puede ser desagradable e incluso dolorosa, a veces difícil de manifestar y más obrar en consecuencia. Pero si no es consciente de su problema, si se engaña a sí mismo y trata de hacerlo con los demás, si no reflexiona y cambia el chip, nunca la solucionará. Ejemplos evidentes son el del drogadicto o el del ludópata, que solo quieren más droga o dinero para comprarla o para apostar. Si se lo das, puedes creer que les haces un favor y es lo más fácil porque te lo suplicara, quizás te dé pena y crees que así te querrá más. Nada más alejado de la pura realidad. La verdad es que le estás hundiendo y llevándole a la tumba, y que si algún día se recupera te lo reprochara y con razón. Puede que no seas consciente o lo hagas de buena fe, pero hay que ser tonto o corto, o incluso quizás malo, para no darse cuenta del mal que estás causando.

Los problemas se solucionan afrontándolos, de cara y tomando las medidas que sean necesarias, que a veces serán dolorosas. Pero son las únicas que arreglarán algo, si quieres que eso sea así y no hacer que tu ser querido eche a perder su vida. Ayuda con inteligencia, no con inconsciencia.

*Notario