Toda la semana pasada estuve encerrado en casa a causa de una gripe de bastante calado, que me obligó a recluirme por los molestos síntomas que acarreaba (fiebre, picor en la garganta, tos, rinitis, mucosidad, malestar global…). Bueno, no cuento nada que muchos castellonenses no sepan, porque este año hay una verdadera pandemia gripal. La cuestión es que el whatsapp iba que volaba para comunicarme con la gente. Uno de los mensajes recibidos, de mi buena amiga Angélica Alcácer, concluía diciendo: «fes bondat». Me hizo gracia la frase que por estos lares es poco utilizada, aunque sí lo es, y mucho, en tierras catalanas. Es una de esas locuciones intraducibles al castellano, como sucede con «desfici», «empomar», «lletraferit», «figamolla» y un largo etc. con el polisémico «collons» incluido.

El Dicccionari de Alcover, para mi más evangélico que el Apocalipsis, define el término como portarse bien y cumplir con la obligación. Pero hay un sentido suspicaz que se me significa más atractivo con una segunda intención de cierta picardía, que hace referencia a la acción que quien habla espera de la persona a la que se dirige. Sirva el ejemplo: el que está con los amigos y dice: «xics m’en vaig que tinc que fer bondat», refiriéndose a cumplir con las obligaciones domésticas o «fes-me el favor, fes bondat», cuando uno se ve apurado. En estos casos, y otros muchos que se podrían señalar, el término «fer bondat» viene a incluir una amplia gama de objetivos e intenciones que van desde el «hay que aguantarse» hasta el «por favor»; pero la locución es tan clara que quien la escucha entiende perfectamente su pretensión en el contexto, sin necesidad de más explicaciones.

*Cronista oficial de Castellón