Esta semana es pródiga en fiestas y propicia para la construcción de puentes. Dos fiestas, una cívica, la otra religiosa: la Constitución y la Inmaculada. De la primera celebramos el nacimiento en el año 1983, festejando el referéndum de 1978 y la llegada de la democracia; la segunda, de carácter religioso, es más antigua, ya que en 1644 fue declarada «fiesta de guardar» en todos los reinos de su majestad católica. En 1760 se convirtió en patrona de España y también lo es del Arma de Infantería y de otros cuerpos militares y civiles. En algunos sitios adquiere, además, el carácter de fiesta popular como en la Encamisà de Torrejoncillo (Cáceres) y en la población de Yecla (Murcia).

Con uno u otro motivo o por pura coincidencia esta semana y parte de la anterior se han celebrado en Castellón acontecimientos culturales y, entre ellos, en la presente, algunos musicales de cierto relieve, como el lunes el concierto para violín y piano --Dánel Rowland y Natacha Kudritskaya--, patrocinado por la Sociedad Filarmónica, y ayer, en homenaje al guitarrista Babiloni, el de la mezzo-soprano Ana Ramos y el barítono Antonio Gascó, acompañados al piano por Elvira Babiloni. No hay que olvidar el carácter religioso de la fiesta, vigente en sus manifestaciones, pero tampoco la aparición de la cultura del ocio, un hecho psicosocial de considerable magnitud asociado a ella.

*Profesor