Hermanos: No sé por qué estos últimos días y, sin venir al caso, me está viniendo a la mente la película El jovencito Frankenstein. Es algo extraño. No sé si será porque los telediarios y tertulianos van dejando noticias subliminales que me inducen a ello. O porque los diputados del PP y de Ciudadanos está repitiendo lo del «Gobierno Frankestein» hasta la saciedad para darnos miedo. Lo cierto es que, desde que Mel Brooks rodó esta película, Frankenstein ya no es lo que era. Más que miedo da risa. Mucha risa.

Pero, venido al caso y por el gobierno socialista nacido de la moción de censura, en estos flashes que estoy sufriendo recuerdo la escena en la que el Dr. Frederick Fronkostin (nieto del Dr. Frankenstein) le toca involuntariamente la prominente y evidente joroba al sirviente Aigor, al cual acaba de conocer y, después de pedirle excusas, le comenta que es un especialista cirujano que podría solucionarle el problema de su espalda fácilmente. A lo que Aigor le contesta: «¿joroba? ¿Qué joroba?».

Pues bien, aquí está el quid de la cuestión. Que el PP no se ha querido dar cuenta que tiene una joroba grande, espectacular y muy vistosa que se llama caso Gürtel. Todo ello sin perjuicio de muchos tumores menores que todavía no sabemos si son benignos o malignos hasta que la Justicia se pronuncie. Lo sabremos en breve. Y que todos los estamos viendo. Están ahí.

Los próximos meses, hasta las elecciones generales, va a pasar como cuando en la película se nombra al ama de llaves, Frau Blücher, y suenan truenos y el relinchar de los caballos. Tertulianos y tertulianas harán lo mismo cada vez que nombren a Pedro Sánchez. Ya lo verán. Amén.

*Abogado. Urbanista