Ariadna Edo ya forma parte del selecto grupo de deportistas que cuenta con una medalla paralímpica. El bronce logrado en los 400 libre (S13) en Río de Janeiro este pasado lunes, con solo 18 años, convierte a la nadadora castellonense en una privilegiada, puesto que ha visto cumplido su gran sueño y además tiene un largo futuro por delante, debido a su juventud.

Subir al podio se había convertido en su principal objetivo desde que el pasado año ocupó el mismo lugar en la misma prueba en el Mundial de Glasgow. Lo había repetido infinidad de veces desde entonces y por este motivo poco después de recibir la presea mostró su satisfacción y se acordó de las personas que más le han ayudado: “Estoy muy contenta con la medalla y la tomo como una recompensa a todo lo que han hecho por mí mis padres, mis amigos y mis entrenadores, que son los que me han tenido que aguantar, y por dejar a mucha gente en Castellón”.

Ahora ya ha conseguido lo que se proponía, después de un trepidante final en el que remontó para llegar tercera. “Pese a que en último giro estaba lejos de la medalla, saqué todas mis fuerzas y me salió bien”, indica. Tratará de repetir la hazaña en las tres pruebas que le faltan por nadar, los 50 libre (hoy), los 100 libre (viernes) y los 100 espalda (sábado), aunque no será nada sencillo. Clasificarse para la final y llevarse otro diploma paralímpico --ya lo hizo en la prueba de 200 combinado, en la que obtuvo el sexto puesto-- sería todo un éxito, pero su constancia y perseverancia pueden provocar que se repita la imagen de la deportista castellonense subida en el podio durante las próximas horas.

Por casualidad // Ariadna Edo lleva nadando desde que tenía tres años, cuando sus padres la apuntaron para que hiciera deporte. Pero jamás imaginó que esta disciplina la daría tantas alegrías y menos cuando en plena pubertad le diagnosticaron la enfermedad de Stargardt, una dolencia ocular genética que afecta a la retina, que de momento no es operable y que le impide conducir, entre otras cosas.

Pero esta deficiencia visual fue la que le abrió las puertas de poder acudir a unos Juegos Paralímpicos y eso que apenas hace dos años no había oído hablar del deporte adaptado. Comenzó a destacar y así fueron llegando sus logros, que le han llevado a ser medallista en Río de Janeiro.

Un éxito que ha logrado con mucho trabajo, puesto que tras comenzar en el Aquàtic --en este etapa ya acudió al Campeonato de España en relevos-- pasó a su actual club, el Castalia Castellón, donde dio un salto de calidad de la mano de su entrenador, Vicente Richart, con el que se entiende a la perfección y se ha convertido en una persona muy importante.

Pero este último año su sacrificio ha sido mayor, ya que la puesta a punto para los Juegos Paralímpicos la ha realizado en la Residencia de Alto Rendimiento Blume de Madrid, lo que le obligó a separarse de sus seres queridos. Una difícil apuesta que le ha salido perfecta... y que podría convertirse en extraordinaria. H