El fútbol, deporte rey y espectáculo con millones de seguidores. Los protagonistas preferentes son los futbolistas, 11 a cada lado que deben defender sus colores, según las habilidades de cada cual, y darlo todo, dejarse la vida en el campo porque es su obligación y debería ser su devoción. Además se espera de ellos un comportamiento deportivo, hay mucho contacto y lances duros, a veces lesiones importantes. Va de suyo.

Lo que es inaceptable es que mientan y finjan. Se supone que lo hacen para ayudar a su equipo y conseguir algo favorable, pero con eso no solo no ayudan si no que ensucian, a veces mucho, una imagen que deberían venerar porque les paga y porque hay muchísima gente que la sigue y para la que sirven de ejemplo. Habría que sumar a sus entrenamientos físicos y sesiones técnicas, clases de comportamiento, educación y deportividad. Imágenes como la caída de una botella de agua de plástico en medio de un grupo y tirarse todos tal que hubiera explotado una granada, son una vergüenza. Los piscinazos, los desplomes cual si les diera un ataque, el que se retuerce muerto de dolor y se agarra una pierna cuando el choque ha sido en la otra, los que se proyectan hacía atrás como si les hubiera impactado un tren ante un leve choque. Si el árbitro se da cuenta procede la expulsión inmediata. Si no, hay tecnología, no puedes engañar a las imágenes de Tv. El comité de competición debería examinarlas y castigar el fingimiento muy duramente, a ver si logra acabar con todos estos pseudoactores, payasos, teatreros inmorales que difunden su mal ejemplo.

*Notario