Un galimatías es una expresión verbal o escrita inextricable y enmarañada, fundamentalmente porque lo referido no tiene ninguna coherencia o tal vez porque se emplee un lenguaje con términos incomprensibles. Una palabra de cinco sílabas con acento ortográfico llano que en su etimología es también muy indeterminada. Veámoslo: Coromines, a quien sigue a pies juntillas María Moliner en su diccionario, señala que puede derivar de José de Arimatea, por una corrupción del gentilicio entre Arimathea y Barimathea, que creó un país imaginario llamado Barimatía, en el que se hablaba una jerigonza incomprensible. Ese nombre Barimatía derivó por metátesis en galimatías. Para otros exegetas del lenguaje podría provenir del latín «ballimaquia», una danza compleja medieval que rememora una batalla.

Los etimologistas de Francia, cuentan que los abogados galos llevaban a cabo sus defensas ante los magistrados en latín y refieren el caso de un tal Matías, quien peleaba por la propiedad de un gallo. El alegato del defensor fue subiendo de grado y enredo, vociferando repetidamente que el gallo era de Matías (gallus Mathías), lo único del enmarañado discurso que entendía la asistencia con claridad.

El lingüista Henry R. Kahane, apuesta por una expresión humanista extendida a partir de Bizancio, cuya base sería el inicio del Evangelio en griego según San Mateo que alude a la farragosa genealogía de Cristo desde Abraham. Esta es la versión que ha hecho suya la Real Academia Española. En fin, que hasta el origen etimológico de la palabra es un verdadero galimatías.

*Cronista oficial de Castelló