Numerosas personas, especialmente en épocas juveniles y estudiantiles, no saben qué hacer con su vida, no ven sus objetivos, no tienen vocación ni certeza sobre para qué sirven ni cuáles son sus habilidades. Las dudas les invaden. Se sienten perdidos y bloqueados. Puedes informarte, asesorarte, pedir consejo, pero es tu decisión y nadie puede tomarla por ti. Solo tú podrás acertar. Y si te equivocas, no pasa nada, aprende y vuelve a intentarlo. Es normal y le ocurre a muchísima gente, al menos a la que tiene inquietudes y piensa. No es un defecto ni durará siempre, es lógico que en el desarrollo humano se tengan épocas de dudas. Sé positivo. Hay que dedicar tiempo a pensar en ello, en qué quieres hacer, con calma, porque si no sabes adónde vas, nunca podrás llegar. Escribe lo que crees que será tu vida ideal, lo que te gustaría ser o hacer, te dará pistas. Sé honesto contigo mismo, no te engañes. No confíes en la suerte, que se busca, ni creas que lo descubrirás en la red o en un libro de autoayuda. Hasta que lo averigües no te pares ni te desanimes, hay que explorar, observar, aprender, leer, viajar, hacer cursos relacionados o no con lo que estudiaste, perfeccionar idiomas, estudiar, sentir nuevas experiencias, desarrollar habilidades, trabajar. Todo te será útil en el futuro. Sigue buenos hábitos, manténte en forma, piensa racionalmente, valora el dinero, ahorra.

No pierdas tiempo, ni te cargues de cosas inútiles. Siempre hay que disfrutar del camino que se recorre y buscar la felicidad, teniendo en cuenta que la perfección no existe. Sin prisas, pero sin pausas. Ánimo.

*Notario