La Diputación de Castellón otorga el Mérito Solidario a las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación del Hospital Provincial el próximo sábado 23 en la conmemoración del Día de la Provincia. La hermana Natividad Portolés, que como voluntaria permanece en el centro, ofreciendo su oficio humildemente, es una voz de las muchas religiosas que han prestado su servicio durante 158 años a los enfermos y familias del Provincial.

-¿Por qué cree que la Diputación de Castellón ha querido concederles la Distinción al Mérito Solidario?

--Supongo que han querido reconocer nuestra labor, ya que hemos estado durante más de 150 años en el hospital transmitiendo nuestra fe, el cuidado emocional y el dar esperanza. Son muchos años, hemos visto crecer el hospital desde que en 1859 llegaron las primeras hermanas de la Consolación al Provincial. Aunque ya no vivimos allí como antes, seguimos ejerciendo nuestra labor y ofreciendo nuestros servicios.

-¿De qué manera contribuyen al cuidado de los enfermos y familias?

--Nosotras ofrecemos nuestra caridad, pero no caridad en el sentido de limosnas o dinero; siempre nos referimos a la caridad humana, la del sentimiento de las personas, de fraternidad y solidaridad. Las hermanas hemos llevado a cabo un duro trabajo profesional. Durante años éramos casi como médicos cuando no había ni medios ni personal para ello. Al principio vinieron 7 y hemos sido hasta 42 hermanas trabajando aquí. Ahora, somos grupos de voluntarias que simplemente queremos seguir respondiendo a la tarea de humanización y evangelización.

-¿Qué representa para ustedes este mérito que les otorga la Diputación?

--Para mí personalmente, que soy de Castellón de toda la vida, que desde que tenía 14 años vengo al hospital a visitar a los enfermos y ahora soy hermana de Nuestra Señora de la Consolación, es un reconocimiento que acojo con mucha ilusión, porque es una labor necesaria.

-¿Cómo se siente al ver que su trabajo es reconocido a nivel provincial?

--Estoy muy contenta, porque tengo el sentimiento de que Castellón es una ciudad solidaria, la gente tiene mucha empatía y es solidaria. Y para serlo, no hace falta ser religioso, aunque la finalidad se mantiene. Siento que es muy importante que se continúe con esta labor de acompañamiento, porque hay mucha gente que realmente lo necesita. Hoy en día hay mucha gente que opta por oenegés, porque no existe ese contrato tan profundo como el que tenemos las hermanas. Pero siento que aunque haya menos sentimiento religioso, está muy presente entre nosotras. Las hermanas seguiremos con la misión de curar espiritualmente, continuamos acompañando a las personas que quieran.