Leí el otro día la definición de hijo del Nobel de Literatura José Saramago y no puedo menos que compartirla porque es fantástica. «Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje. Si. ¡Eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un préstamo... El más preciado y maravilloso préstamo ya que son nuestros solo mientras no pueden valerse por si mismos, luego le pertenece a la vida, al destino y a sus propias familias. Dios bendiga siempre a nuestros hijos, pues a nosotros ya nos bendijo con ellos».

ES PROFUNDO y fantástico. ¿Qué se puede añadir? Pues cada cual sus propias experiencias y sentimientos muchos difícilmente explicables, los más intensos que una persona pueda tener. El estar dispuesto a renunciar a la propia vida en beneficio de otro, el preferir que cualquier desgracia recaiga en ti, antes que en ellos.

Tú te entregas a tus hijos, les educas y les das todo lo que puedes, como normalmente tus padres hicieron contigo, y al igual que les das amor a tus padres, tus hijos te lo darán a ti, para ello si les has dado buen ejemplo mejor, pero la vida la darán solo por sus propios hijos.

Es ley de vida y así debe ser. Quien no los tenga quizás no lo comprenda, pero es el amor total en todos los sentidos.

*Notario