Hermanos: John K. Galbraith era un economista americano de estos que suelen tener frases graciosas y acertadas. Una de ellas decía: «En el capitalismo, el hombre explota al hombre. En el comunismo, es exactamente lo contrario».

Esta frase puede interpretarse de forma cachonda si vives en un país capitalista, como el nuestro o en China («En el capitalismo, el hombre explota al hombre. En el comunismo, también»). O de una forma lapidaria («En el capitalismo, el hombre explota al hombre. En el comunismo los hombres se ayudan entre sí porque no hay explotación»).

En estos tiempos de resurgir de las ideologías viejunas de finales del siglo XIX, el capitalismo salvaje de Trump y el comunismo de universidad de los dirigentes de Podemos, se le está exigiendo a Pablo Iglesias e Irene Montero coherencia en su discurso y en sus twits.

Sin perjuicio de que por la boca muere el pez, que cada uno se compre lo que pueda y quiera y que disfrute de la vida hasta donde su bolsillo y la Caja de Ingenieros se lo permita. Y es que una visión socialdemócrata de la vida no impide que alguien que recibe sus ingresos legal y limpiamente pueda gastárselos en lo que le venga en gana.

El problema es la incongruencia. Ser trabajador con un salario escaso y votar a los que te dejan en esa situación nómina tras nómina. Pero sigues votando «porque-tú siempre-has-sido-de-derechas» y criticas el proyecto familiar de la familia Iglesias-Montero (o viceversa) que son comunistas (o algo así) porque les va bien en la vida y se han comprado su dacha en la estepa de Galapagar. Tampoco es muy congruente. Que descansen en paz. Amén.

*Abogado. Urbanista