La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a una defensa de una tsis doctoral. La de mi amiga Maricarmen Giner Marco. Y la verdad es que me sorprendió mucho el contenido de su tesis. Porque de una pianista y concertista de primer nivel, lo que se espera es un concierto de los que ella sabe. A su tesis, como a casi todas, le pusieron un nombre de esos larguísimos: Creatividad artística en la infancia. Una nueva propuesta en educación musical.

La cuestión es que una tesis tan profunda iba sobre un tema mucho más próximo y cercano de lo que uno se podría esperar, ya que este experimento educativo se está dando aquí al lado, en el Centre Municipal de les Arts Rafel Martí de Viciana de Burriana. Maricarmen nos habló del Jardí artístic. Una experiencia educativa para los niños más pequeños y sus familias, que une todo tipo de artes.

Que a un bebe se le empiece a enseñar a utilizar su imaginación y a instrumentalizarla debería ser algo básico y normal en una sociedad avanzada como la nuestra. Pero fue un comentario del presidente del tribunal el que subrayó el carácter ideológico de la opción, y caí yo en la cuenta de la importancia del tema. No estaba hablando si de rojos, azules o de otros colorines. El análisis era mucho más profundo: ¿queremos tener unos niños educados a base de repetir lecciones o les estimulamos la imaginación a través de la música, la danza y el resto de las artes para que ellos piensen por si solos? Ese es el quid de la cuestión al que la Doctora Giner supo poner orden aprovechando la magnífica experiencia de Burriana y su Jardí Artistic. Felicidades doctora.

*Abogado. Urbanista