Arrancó el XXXI Festival Internacional de Música de Fiesta. Un total de ocho agrupaciones musicales de tres continentes están ya en las calles en una manifestación cultural y artística sin la que no se podrían entender las fiestas de la Magdalena en su estructura actual de finales del siglo XX y principios del XXI. Calidad suprema en el lenguaje universal de la música.

La primera banda en comparecer ante los castellonenses fue la Showkorps Pasveerkorpos, de Holanda, que dejó su impronta en un desfile matinal que recorrió la avenida del Rey Don Jaime, Colón, Enmedio, San Luis, plaza María Agustina, avenida Capuchinos y Primer Molí.

Por la tarde, la Matzoreky Noise & Music Band, de Eslovaquia abrió el Coso Multicolor en un alarde de ritmos marciales y pentagramas valientes (más información página 2).

Pero todo ello no fue más que el prólogo de una intensa primera jornada del festival que alcanzó su punto álgido primero con la incorporación de la Orkiestra Grandioso Radom, de Polonia; la Methodisian d’Quantanz, de Kuantan (Malaisia); y la Escuela de Samba G.R.E.S, de Beija-Flor de Nilpólis, de Brasil en el desfile de animación programado ayer (más información páginas 8 y 9), el concierto de la Banda de la Policía de Ginebra (Suiza) en la plaza Mayor por la tarde y la audición nocturna posterior de la Banda de Conciertos y ballet Areyto, de Puerto Rico, una formación que regresaba a Castelló seis años después ya que ya actuó en el 2012.

Un concierto «especial», como calificó el coordinador del festival, Quiqué Masó, porque la agrupación «está en Castelló, pese a las dificultades que sufre el país tras el terremoto de septiembre del año pasado, y como muestra de agradecimiento por el apoyo solidario de los españoles a la isla caribeña tras el seismo».

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