Asistí hace algunos días a la inauguración del Círculo de Bellas Artes de Castelló, Ars Galvi. Bien es cierto que llegué con retraso bastante a causa de mi inexcusable presencia en la boda de mi sobrina Belén Monerris a la que motivos de parentesco y afecto exhortaron mi presencia. No obstante, pese a mi tardanza, aún quedaban, numerosos amigos artistas con los que pude departir comentando la oportunidad de este nuevo local de plurales salas que pretende acoger a todos quienes aficionados o profesionales, tengan inclinación y gusto por las bellas artes. El ilusionado ambiente de camaradería era palpable y los comentarios discurrían tanto analizando las piezas expuestas en la exposición inaugural, como valorando el mural de ese singular y amplio parnaso de gentes del terreno, entre las que me encuentro, que ha realizado con oficio y destreza el pintor Armando Pons.

El local es ampliamente hospitalario y nunca excluyente y se funda con un decidido afán integrador, sin dogmas ni apriorismos. Un lugar de diálogo, de tertulia, de opinión, de amistad y de diversión. ¿Por qué no? Allí se puede pintar con modelos del natural, teniendo o no destrezas. Si se precisa mejorar estas, hay quien puede ayudar a lograrlo; si simplemente uno quiere disfrutar en camaradería teniendo un pincel y un lápiz en la mano también es su local. Es un centro para vivir el arte de todo tipo: pintura, escultura, dibujo, grabado música… y también para mostrar las creaciones propias en una amplia sala de exposiciones bien montada, en un momento en que tan solo queda una galería no institucional en la ciudad.

*Cronista oficial de Castellón