Aarón Pascual tiene 16 años y ha obtenido la nota más alta en el examen oficial de chino del instituto Confucio en España. Este joven castellonense empezó a estudiar el mandarín porque sus padres lo apuntaron a clases extraescolares pero asegura que pronto se interesó por la lengua y cultura oriental, le gustó mucho y le pareció muy interesante aprender otro idioma.

A los ocho años de edad ya le dedicaba más de dos horas al estudio en un centro cultural chino situado en Valencia. Fue allí, al relacionarse con todos ellos, donde Aarón aprendió los valores de la cultura asiática como la comprensión, esfuerzo, tenacidad y generosidad. “Los niños siempre me ofrecían todo lo que tenían, lo compartíamos todo y si alguno no conseguía entender la lección le ayudabámos sin importar la nacionalidad”, apunta Aarón.

En la actualidad continúa estudiando con más intensidad. De media, le dedica unas tres horas al chino, aparte de sus otras lecciones escolares. Quizá esta constancia se deba a que su sueño es ir a China y sentir su cultura. “Me gustaría ir a vivir allí una temporada y practicar el idioma, aunque no creo que pueda aguantar sin mi familia en un sitio tan lejano”, asegura Aarón. A pesar de ser un estudiante brillante no deja para el último día los apuntes, sino que “estudio todos los días todas las asignaturas”, declara el joven.

Él no se olvida de sus dos profesoras: Nini y Fan. Cree que este logro, en parte, es gracias a ellas, que le ayudan muchísimo y le motivan para seguir avanzando con el lenguaje. Aarón cursa primero de Bachillerato en el British School of Vila-real, donde también es un alumno sobresaliente y comparte su aprendizaje del chino junto al inglés, en el que ya tiene un nivel avanzado y el alemán, con el que ha empezado recientemente y quiere seguir estudiando.

Aarón asegura que siempre ha sentido el apoyo de sus padres y amigos. El chico comenta emocionado cómo sus compañeros de clase se enteraron de la noticia. “Al principio no se lo creían, se sorprendieron mucho porque pocos sabían de mi pasión por el chino pero enseguida se alegraron por mí”, dice el adolescente. Sus padres, José Luis y Ana Virginia, dicen que su hijo es demasiado responsable, ya que “se pasa las horas delante del libro repasando”.

Sobre los chicos de su edad que no quieren formarse, Aarón advierte de que “el futuro está en el saber y que el futuro no es suerte, hay que trabajárselo e intentar diferenciarte de los demás”. Sin duda, él es el ejemplo de que querer es poder. H