El comportamiento demográfico ha tenido una consecuencia directa en el perfil del donante de sangre, tal como se asegura desde la Federación Nacional de Donantes y de cuyo fenómeno no se puede abstraer la nueva realidad que vive este ámbito en Castellón. Así, en la última década la media de edad del donante se ha incrementado hasta superar con creces la barrera de los cuarenta años en la provincia, donde ya no es tan raro ver donantes sexagenarios en los puntos de recogida y campañas de captación.

“Tenemos una población envejecida y eso se nota también en el perfil del usuario”, según se constata desde el colectivo de donantes, que consideran necesario dirigir su atención a la población joven, especialmente en el ámbito universitario, entorno donde habrá que incidir más cara al futuro, según las mismas fuentes, a través de campañas dirigidas a este segmento de población, así como procurar una mayor participación de los colectivos juveniles a través de una labor divulgativa.

Este paulatino envejecimiento de la población se constata, además, en el hecho de que cada día son más los donantes en edad avanzada, por encima de los 55 años, que siguen donando siempre que presenten las condiciones idóneas para ello.

La edad de inicio para donar sangre es a partir de la mayoría de edad legal -18-, dado que la donación es un acto responsable y voluntario. A partir de los 65 años, una persona puede donar si es donante habitual y si el médico --en el momento en que va a hacer la donación-- lo considera adecuado, o porque la persona presenta un buen estado físico y así se constata.

En Castellón, la media de edad del donante se estima por encima de los 44 años, muy por debajo de la media nacional, que se sitúa por encima de los 50. Pese a todo, el número de donaciones duplica la media europea “gracias al espíritu solidario y el compromiso ciudadano y de las asociaciones públicas y privadas, a la eficiente gestión de las donaciones, a la efectividad de las campañas y, también, a la importante red que cose nuestro tejido asistencial”, según argumentan responsables de la Federación Nacional de Donantes, quienes abogan por un cambio generacional “al que nos vemos abocados sí o sí”, a tenor de los datos de población detallados.

Desde los colectivos de donantes de sangre se señala la necesidad de fomentar campañas que promuevan la participación de los jóvenes, que permitan garantizar e incluso aumentar el actual ritmo de donaciones y que lleven a ampliar y rejuvenecer nuestra base de datos. “Vamos en esa línea porque el censo no da tregua y hay que pensar en el futuro”, añaden. H