El paro es uno de nuestros problemas más importantes, para los afectados el más importante. Si en algo estamos todos de acuerdo, incluyendo los partidos políticos, es que hay que luchar contra él y si es posible suprimirlo o dejarlo en niveles mínimos.

Hay una serie de medidas de sentido común, al margen de ideas o posiciones, en las que debería haber consenso y ser inmediatamente aplicables olvidando discursos vacíos. Citaré algunas evidentes que podrían ampliarse con muchas otras. Superar la diferencia de salarios entre hombres y mujeres, lo que a estas alturas es impresentable. Formar a la juventud (50% de paro): contra más preparación mejor colocación. Aflorar el empleo sumergido, del que existen enormes bolsas que suponen un fraude para todos. Reducir la cotización de los autónomos para que el emprendedor sea una realidad y no suponga una ruina. Bajar las cotizaciones sociales que lastran la contratación por las empresas. Simplificar los tipos de contratos: hay 48 modelos y es un galimatias que obstaculiza todo. Equiparar las condiciones laborales de los trabajadores fijos y temporales. Dar subsidios a los parados de larga duración (el 45,5%); tras el paro, el hambre es degradante. Los fondos se podrían obtener de reducir las bonificaciones que deberían limitarse a los que de verdad lo necesitan (por ejemplo, los discapacitados) y casi siempre son inútiles, y las subvenciones a organizaciones que siempre lo son. Y que los servicios públicos de empleo mejoren de modo sustancial: hoy solo colocan el 2% de los demandantes.

Hay que trabajar ya para que todos tengamos trabajo. H