Ir al cine, ocupar una cómoda butaca en grata compañía, oscuridad y buenas palomitas. Empieza la proyección, es algo mágico. Si aciertas con la película es el goce pleno. Eso lo garantiza el último filme de Amenábar. Hay que verlo, porque no deja indiferente a nadie y es motivo de conversación-discusión, reflejo del mensaje del filme. El tema lo merece, la Guerra Civil Española, que creíamos superada y que últimamente no lo parece tanto.

Mientras sea por ficciones o análisis históricos, bien está. Si lo es para reabrir heridas o conseguir votos ignorantes, no pasa de ser una ruindad y una temeridad. La película es muy interesante y está fenomenalmente hecha, se nota la profesionalidad. Gran ambientación y una perfecta producción de Fernando Bovaira, en un largometraje de altísimo nivel. La dirección de Amenábar, medida, académica, con la excelencia a que nos tiene acostumbrados. Los actores Karra Elejalde (Unamuno), Santi Prego (Franco), Eduard Fernández (Millán-Astray), magistrales. La fotografía de Alex Catalán es arte visual.

Reflejando que buenos y malos hay en todos los bandos, la película cuenta los casi últimos días del contradictorio Unamuno, pensador, espíritu libre, crítico e inconformista. Sus roces con Millán-Astray y la ascensión al poder de Franco, culminando con el célebre acto del paraninfo de la Universidad de Salamanca, con expresiones quizás no exactas, pero muy plásticas. «Venceréis, pero no convenceréis», por parte del intelectual; «España: una, grande y libre», del militar. No es casualidad que el filme sea número uno en taquilla.

*Notario