Hermanos, en Bruselas, junto al Atomium, hay una atracción para turistas que se llama Mini-Europa. Consiste en un recorrido por el que te vas encontrando maquetas de los monumentos más importantes de la Unión Europea. Las maquetas están ciertamente muy logradas y hacen el efecto buscado: te puedes hacer una foto junto a la torre de Pisa sujetándola para que no caiga o cosas parecidas.

Pero cuando llegas a España, la cosa cambia. Uno puede ponerse a pensar que el monumento más representativo de España podría ser la Alhambra, la Sagrada Familia o la catedral de Santiago. Pero no. El monumento más representativo de nuestros muchos monumentos es El Escorial. Nada que criticar al respecto. Por suerte, no han puesto el Valle de los Caídos.

Junto a él está la Maestranza. No podía faltar una plaza de toros. Pero lo que no es tan lógico es que el monumento representativo de Cataluña está conformado por una representación de la estatua de Colón. Un puerto industrial con depósitos de gas (o algo parecido) del cual no sé si uno se les quemó y allí se ha quedado, o si lo han representado así adrede. Y dos maquetas que representan dos grupos de personas enfrentadas. Unos con señeras esteladas pidiendo independencia y otros, sin banderas, pero con pancartas, reivindicando la españolidad de Cataluña. Ni rastro de la Sagrada Familia.

Visto esto, fui a ver Bélgica. Ni rastro tampoco del conflicto entre valones y flamencos.

Mi indignación no vino porque se recogiera el conflicto que estamos sufriendo en Cataluña, sino porque de la Sagrada Familia no había ni rastro. A este paso la Unión Europea se nos quedará en una Mini-Europa.

*Abogado. Urbanista