Este periódico lleva meses alertando sobre el riesgo de incendios que corre el monte castellonense, pero nadie en el Consell parece haberse dado por enterado. Ayer fueron los bomberos de la provincia quienes dijeron que estamos a punto de sufrir un verdadero drama. El año pasado ardieron mil seiscientas hectáreas en Artana. ¿Quién sabe dónde será este año? Lo que todos los expertos parecen tener claro es que fuego, habrá. Que incendio, habrá. ¡Hay que joderse!

¿Dónde están las máquinas, las palas, los tractores? ¿Por qué sigue habiendo centenares de árboles caídos por los temporales invernales, impidiendo el paso a ciertas pistas forestales? ¿Por qué hay tanta maleza que actuará como combustible? ¡Alucina, vecina!

El Consell debe velar por el buen estado de los montes de la Comunitat Valenciana, pero salta a la vista que, como poco, los de nuestra provincia no le preocupan lo más mínimo. Y después todos lloraremos. Y veremos a los consellers de turno visitando las zonas arrasadas por el fuego, compungidos, bajando de sus impresionantes helicópteros para hacer declaraciones como si de verdad les importara lo que pase en la montaña de esta tierra. ¡Qué desvergüenza!

Hay que desbrozar, hay que mantener en perfecto estado de revista las pistas forestales, hay que retirar los árboles muertos, hay que preparar balsas… En definitiva, hay que prevenir.

*Escritor