Recuerdo haber leído en el Eclesiastés aquello de Nihil novem sub sole, nada nuevo bajo el sol; palabras a las que nuestro inmortal Unamuno dedicó un profundo y delicioso soneto.

Y la verdad es que viendo muchas de las cosas que suceden actualmente constatamos que ya han sido en la historia, aunque en circunstancias y formas muy diferentes; lo que en Psicología llaman el dejà-vu, lo que ya se ha visto antes, aunque no sea real, sino más bien una anomalía. El afán de poder, la búsqueda del placer, el siempre deseado hedonismo podrían ser algunos ejemplos. En todas las épocas hemos visto actitudes semejantes. Pero hoy las noticias sorprenden por su magnitud. La verdad es que se ha perdido el sentido de la mesura y hasta el sentido común, pues de tanto repetir esas noticias acabamos creyéndolas y restándoles importancia. Se habla de millones por transacciones deportivas o asignaciones a directivos o cantantes, pongamos por caso, como si fueran cifras corrientes y justas. Discutimos el precio de los libros o del material escolar -y, a veces, con parte de razón-, pero no las entradas de festivales o acontecimientos de otra índole. Cifras desorbitantes que no se asignan a personalidades del mundo de la Ciencia, de la Medicina, del Arte o de quienes salvan vidas a diario.

No entiendo. Como la pregunta: ¿Qué le dice un pez a otro pez? ¡Nada! Pues eso.

*Profesor