Hermanos: como ya sabéis negociar y pactar no son las mismas acciones. Uno puede hartarse de negociar y no llegar jamás a pactar nada. Pues bien, en el horizonte electoral del 2019 se vislumbra otra situación parecida a la de 2015-2016.

El PP y el PSOE y viceversa no negociarán porque, si se les ocurre pactar, sus electores les cortarán las orejas directamente. Rivera ya ha dicho que nunca de los jamases pactará con Sánchez, con lo cual para qué negociar nada. Podemos, sus confluencias, sus mareas, sus agrupaciones de electores, sus Más Madrides, sus En Comú, sus Unidas-Podemos, sus… (en fin, ya saben a quién me refiero) no pactarán con Sánchez si este negocia con Ciudadanos, y viceversa también. Aquí los únicos que no tienen demasiados problemas para negociar son el bloque de derechas: Vox-PP-Ciudadanos. Que por lo menos lo tienen más claro.

Son lo que se llaman «líneas rojas» que más bien se parecen a las trincheras de Verdum en la Iª Guerra Mundial. Allí el frente apenas se movía durante meses, pero en las trincheras los soldados morían como ratas (entre ratas). Mientras los generales, reyes y kaisers eran incapaces de llegar a acuerdos que evitaran aquella salvajada.

Pues aquí, según lo que votemos el domingo, nos podemos ir cada uno a nuestra trinchera o dar por finalizado el bloqueo institucional. Se puede buscar solución al problema de Cataluña o seguir así hasta que se pudra más y los más radicales de uno y otro lado empiecen algo que sea muy difícil de parar. Cuidadín que tu voto lo puede cargar el diablo.

*Abogado. Urbanista