La plaza de la Pescadería, en pleno centro, conectando la plaza Mayor con Santa Clara, es uno de los lugares más transitados del centro de Castelló. Todos pasamos por allí en algún momento. Durante las campañas electorales, los partidos políticos suelen montar allí sus tenderetes. Por las mañanas, especialmente los fines de semana, es un hervidero de gente tomando café en sus terrazas, yendo de compras o simplemente paseando. En definitiva, es el cogollo de la lechuga. El corazón de la manzana. El perejil de todas las salsas.

El caso es que la plaza ha ganado cientos de metros sin necesidad de sufrir costosas obras públicas. La alcaldesa ha ordenado a sus técnicos retirar el mamotreto del Bicicas y los cacharros publicitarios que la partían en dos e impedían el paso. Con esta simple decisión, que parece fácil de tomar pero nadie lo había hecho todavía, la plaza ha vuelto a ser el espacio amplio que nunca debió dejar de ser.

La cabeza está para algo más que para llegar sombrero. Y así lo ha demostrado Amparo Marco, dando una orden tajante. Se acabó lo de poner un trasto tras otro en ese enclave urbano. Así, la plataforma del Bicicas y los mamotretos publicitarios irán a Santa Clara, a la zona de las chimeneas del párking, donde no molestarán a nadie y cumplirán con su función.

*Escritor