Decía el profesor del MIT Noam Chomsky, a propósito del control político sobre las masas: “La manipulación y la utilización sectaria de la información deforman la opinión pública y anulan la capacidad del ciudadano para decidir libre y responsablemente. Quien domina la información, domina en cierta forma la cultura, la ideología y, por tanto, controla también en gran medida a la sociedad”. Desconozco si este es el objetivo que subyace tras el empeño que está poniendo el actual Consell en sacar adelante el proyecto de RTVV, empeño que la mayoría de valencianos considera innecesario y poco relevante en comparación con los graves problemas a los que se enfrenta la Comunitat Valenciana.

Uno de los principales es, sin duda, el económico, pues con un modelo deficitario como el actual, dependemos, mientras no se modifique el sistema de financiación autonómica, del Fondo de Liquidez Autonómica para poder hacer frente a los compromisos de pago y no parece este el escenario más adecuado para destinar hasta un máximo de 100 millones de euros en lanzar una televisión autonómica que ya se cerró cuando arrastraba un déficit de más de 1.000 millones.

Creo que lo único que consiguen este tipo de decisiones es incrementar la brecha de desafección de la sociedad con una clase política, más preocupada por construir mecanismos y herramientas para perpetuarse en el poder que en solucionar los problemas reales de la ciudadanía.

Porque, no nos equivoquemos, la nueva RTVV se creará a perpetuidad pues ningún gobierno posterior prescindirá de un juguete de manipulación mediática de estas proporciones pagado, eso sí, por todos los valencianos. H