El Periódico Mediterráneo

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El histórico naufragio de Castellón: Un temporal que provocó 140 víctimas

El conocido como Temporal de la Candelera castigó trágicamente al litoral mediterráneo en el 1911

Efectos del Temporal de la Candelera en la costa Mediterránea.

La historia de los pueblos está marcada por sus tragedias. En el caso de Peñíscola, el sector de la pesca recuerda, en cada celebración de San Pedro, el temporal ocurrido hace 111 años y que segó las vidas de mucha gente del municipio. Por ello, en la entrada del puerto hay una placa que homenajea a las víctimas.

Una catástrofe sin precedentes

Los hechos comenzaron el 31 de enero del 1911, cuando los marineros salieron a faenar como cada día. Las condiciones meteorológicas eran levemente adversas, pero a medida que avanzó la jornada, la intensidad de la lluvia y la fuerza del viento de Levante originó un enorme temporal que arrasó en pocas horas buena parte de la costa mediterránea. Muchos tripulantes lograron llegar a puertos próximos, pero otros perecieron, con unas barcas a merced del fuerte oleaje y sin posibilidad de llegar a tierra en condiciones. Mientras, decenas de personas contemplaron desde las murallas el panorama de los pesqueros que no regresaron.

En un principio se pensó que las víctimas mortales fueron 27, pero una investigación realizada por Vicente Oms en la publicación Peñíscola, Ciudad en el Mar, dentro de una completa monografía sobre esta catástrofe, elevó la cifra a 34. Se trata de gente de la localidad que pereció en esas circunstancias, cuyas embarcaciones tenían establecida base en diferentes enclaves del litoral.

Familias afectadas

Los efectos de esos tres días se dejaron sentir tanto en las familias afectadas como en el propio negocio. Hubo quienes decidieron dejar su pueblo para seguir su labor en muelles más seguros, mientras que la corriente de solidaridad llegó tanto desde las autoridades de la época como de benefactores nacidos en el pueblo, incluso de puntos cercanos, como Benicarló.

Una de las personas más significadas en la reacción para paliar las consecuencias fue el diputado a Cortes por Vinaròs, Ramón Saiz de Carlos, que además de velar por las ayudas a los damnificados hizo arduas gestiones que dieron como resultado la construcción de un puerto al sur del tómbolo. Una instalación que aportó más seguridad a los profesionales de este oficio.

Otros puntos del Mediterráneo

En realidad, la cifra total de bajas que provocó el conocido como Temporal de la Candelera ascendió hasta las 140, ya que castigó a más puntos del litoral levantino como Burriana, Canet, Puçol o Sagunt, y catalán, azotando principalmente a Cambrils y a la propia ciudad condal.

Efectos del Temporal de la Candelera en la costa mediterránea @MeteoCat / Servei Meteorològic de Catalunya

Los rotativos se hicieron eco

El diario “El Mercantil Valenciano”, publicaba en su portada del (2-2-1911):



«En Castellón. Escollera destrozada»

«(…) Reina fuerte temporal de Levante, cuyos funestos efectos se han hecho sentir en el mar. El aspecto de éste es imponente. Las olas han destrozado la escollera en una extensión de 50 metros. Además arrebataron la grúa número 2 de 25 toneladas de peso. También desaparecieron muchísimas cajas de naranjas preparadas para el embarque. Cuando mayor era la furia de las olas, se vio llegar de arribada forzosa el «Inés II» del Club de Barcelona que se dirigía a Alicante a tomar parte en las regatas organizadas con motivo del viaje del rey a dicha capital. Como el puerto no ofrecía abrigo seguro al buque, su tripulación lo abandonó a merced de las olas. El vapor «Numancia», aquí fondeado, corre inminente peligro. El temporal es de los más duros que ha conocido la gente de mar en estas costas. Hay algunos marineros heridos. En el Grao se ha hundido una casa, resultando varias personas heridas. En el puerto se hallan abandonadas varias parejas de las matrículas de Valencia, Peñíscola y Vinaroz. Sus tripulantes ante el peligro de que las olas las estrellen contra las rocas, han saltado a tierra.(…)».

Un drama similar

Los pescadores de ahora aseguran que, gracias a los avances tecnológicos que se han incorporado a lo largo de las décadas, es muy difícil que se repita un suceso similar en la zona. Uno de los principales fue la inclusión de motores en las barcas, que hasta entonces se movían gracias a las velas. También existen diferentes mecanismos de comunicación que alertan de incidencias en el agua, y medios de salvamento.

A día de hoy, la fiabilidad de las previsiones del tiempo haría casi imposible ir a faenar ante unas condiciones tan adversas. Aún así, recuerdan que el mar siempre merece su debido respeto, y así se ha vuelto a demostrar en el pesquero Villa de Pitanxo, de 50 metros de eslora, que naufragó la madrugada de este martes en aguas próximas a Canadá.

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