Castellón es conocida por sus kilómetros de costa, sus incontables montañas, la belleza de sus pueblos, su rica gastronomía y un largo etcétera de atractivos más. Sin embargo, muchos lectores no sabrán que entre sus atributos se encuentran unos tatuadores que atraen a clientes de medio mundo. «A Segorbe vinieron unos islandeses para que les tatuara la entrada de toros y caballos, pero también llegan de toda España», relata Ezequiel, de Zeta Tattoo. «Por mi estudio de Castellón han pasado desde futbolistas como Samu Castillejo, Bruno Soriano, Denis Suárez o Darder, a personajes televisivos como Rafa Mora o Iván González», añade Israel, desde De Marcos Tattoo.

Ezequiel, Israel y John, de Dacapo Tattoo, coinciden entre los tatuajes de moda: «El realismo es lo que triunfa, aunque también nos piden tatuajes tradicionales, el clásico americano».

El propio John, como rareza, recuerda desde este establecimiento de Castellón que en una ocasión realizaron «un brazo de tinta entero, sin dibujo, ni motivo, ni nada». En su estudio, afirma, se ha tatuado «en todas las partes del cuerpo, incluidos los genitales». Tampoco se descartan clientes por edad: «Los menores a partir de 15 años pueden venir con el consentimiento paterno, y vienen abueletes sobre todo para hacerse familiares».

Por su parte, Israel subraya que ha tatuado «desde a El Sevilla de los Mojinos hasta Bunbury, pasando por el luchador McGregor, el personaje de Rick de Walking Dead o el rapero Kase.O». La lista del segorbino Ezequiel no es menos larga: «He hecho de todo. Desde Lobezno al rapero Wiz Khalifa o el protagonista de Breaking Bad».

Israel confiesa que el fallecimiento de su padre hace un año fue el detonante para cambiar los pinceles de los cuadros por las máquinas de tatuar. Parece que no le va mal: «Creía que no se podía vivir de esto. Tenemos que cortar clientes y nuestra lista de espera es de más de un año». Añade que el precio de los tatuajes «oscila entre los 50 a los 700 euros, dependiendo de las horas de trabajo». Sobre el dolor asegura que «se ha avanzado mucho. Las mujeres aguantan más que los hombres, pero hay zonas como el empeine y las costillas que duelen más».

Concluye Ezequiel, en Zeta Tattoo, que a veces se ha negado a realizar algunos trabajos: «Cuando veo que no va a quedar bien o que se van a arrepentir, no lo hago. No quiero que en unos años vengan a quejarse».

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