Amo la libertad, con la responsabilidad que conlleva y con respeto a las leyes. No me gusta que me quieran obligar a hacer cosas con las que no comulgo y mucho menos que me digan lo que tengo que pensar. Creo ser tolerante y las personas me interesan más que los grupos. Por ello lo políticamente correcto no está en mi ideario, más bien lo contrario. No quiero alinearme con la ortodoxia política o cultural del grupo que establece en cada momento que es lo adecuado imponiendo un criterio uniforme de ideas y términos correctos. Es algo represivo que intenta cambiar la moral, tradición e ideas de la gente o suprimir valores tradicionales como el esfuerzo, el orden, la religión, la familia, el honor, la ambición, el sacrificio, etc, e implantar los suyos, que van cambiando con el grupo dominante y que hoy en parte se identifican con ser antisistema y radical. Censuran ideas y razonamientos que les ofenden o son impopulares haciendo gala de un totalitarismo que no admite la disidencia. Por ello se centran básicamente en los niños, en controlar su aprendizaje y así controlaran sus conciencias de mayores. Usan los medios de comunicación, redes sociales, etc, hay que moverse mucho para que todos se lo crean y no se cuestione su verdad, que revisten de moralidad y sentimentabilidad. Oponerse no es fácil y muchos prefieren callarse y conseguir una falsa aceptación para que no les marginen y señalen, con los apelativos al uso, facha, racista, intolerante, machista, etc, insultos fáciles, recurrentes y que no responden más que a la realidad ficticia que algunos se crean.

*Notario