Hermanos: en nuestra Constitución existe un derecho y libertad fundamental que se llama el Derecho de Reunión, y que es uno de los pilares básicos en el que se asienta el Estado social y democrático de Derecho. Es tan importante que incluso se ha desarrollado una ley orgánica para que podamos ejercer el derecho con garantías.

Tenemos derecho a reunirnos con cualquiera y, casi, en cualquier sitio. Sin tener que pedirle permiso a nadie, a no ser que sea una manifestación.

Pues bien, esta libertad que nos dimos en el 78 está siendo atacada sin que nos demos cuenta. De forma muy sibilina, pero con toda la virulencia posible. Desde los medios, desde el bar, desde la oficina, desde nuestra propia casa, desde nuestros amigos y familiares, desde las tres derechas.

El derecho a reunirse no es la obligación de darle la razón en todo al de enfrente, es escuchar y darle tus argumentos para intentar convencerle o que te convenza con los suyos. O incluso llegar a un acuerdo (aunque no necesariamente ese sea el fin).

En España flota la idea dramática de que los demás no pueden ni deben reunirse jamás. El Gobierno de España no debe reunirse con el gobierno de Cataluña porque es rebajarse. El ministro Ábalos no debe reunirse con Delcy Rodríguez para evitar un conflicto internacional.

Yo soy de la idea de que el derecho de reunión no solo es una libertad fundamental que tenemos que utilizar hasta la saciedad, sino que además es una obligación para nuestros políticos. Tal vez si se hubieran reunido más no se habrían repetido las elecciones.

*Urbanista