Se imaginan, queridos lectores, que los españoles votamos exactamente lo mismo en las próximas elecciones? ¿Se imaginan la cara de nuestros políticos si el resultado fuera igualito al de hace unos meses? A mí me daría un ataque de risa, y a muchos de mis conocidos también. Sería toda una lección de humildad para la clase política española. Les estaríamos exigiendo hacer lo que hasta ahora no han sabido. ¡Vaya toalla!

Dicho esto, lo cierto es que no creo que las cosas vayan a ir por ahí. Ligeros cambios en el voto pueden provocar tsunamis en el reparto de escaños. Por ejemplo, si en esta provincia se trasvasa voto de Vox al PP se quedará sin escaño Unidas Podemos. Si pasa lo mismo con Ciudadanos, podría quedarse sin escaño el partido naranja y ganarlo Vox, o el mismo PP. Si Unidas Podemos pierde fuelle, podría afianzarse la victoria del PSPV. Y así encontramos combinaciones hasta el infinito y más allá.

TODO ESTÁ ABIERTO, por lo que desde esta humilde columna, queridos lectores, quiero pedirles que vayan a votar. Que no se queden en sus casas. No renuncien a su derecho a elegir a sus gobernantes. La democracia es el mejor de los sistemas políticos conocidos. No dejemos que el desengaño, la apatía y el hartazgo nos arrebaten algo tan importante.

*Escritor