Por quién suenan las campanas del Fadrí? Representantes de la Colla Pixaví revelaron este y otros secretos de la historia del campanario emblema de Castelló a las más de 700 personas que participaron en una de las subidas más multitudinarias de los últimos años. Las colas para entrar al monumento y subir los 188 peldaños para disfrutar de las vistas a 58 metros de altura, como siempre, llegaron hasta la calle Colón. Una prueba del interés que despierta año tras año este acto enmarcado en la programación de los festejos de la Magdalena, y que constituye una ocasión muy especial para conocer las tripas del Fadrí.

Enric Sorribes, de la Colla Pixaví, explicó ayer a los grupos que iban accediendo, de entre 25 y 30 personas, pasajes de la historia, como el relativo a los usos de las campanas. «Además de los toques religiosos, con motivo de la Semana Santa, víspera de Navidad, están también los usos civiles. Serían las horas, y antaño, para avisar del ataque de piratas o de un incendio. Según la forma de tocar las campanas, se sabía si el fuego se había originado dentro de las murallas, fuera o más lejos, en el término», indicó.

Ilusión y cultura

Para muchos castellonenses ayer fue la primera vez en la que subían a la terraza del Fadrí y disfrutaban del paisaje y de la propia arquitectura. Antonio y Susana acudían desde el Grao con sus hijos, Sara y Alejandro. «Venimos en familia. Es la primera vez que visitaremos al Fadrí. Somos de aquí de toda la vida, pero nunca hemos subido arriba. Podremos con los escalones», aseguraron. Otra de las comitivas que aguardaban su turno estaba compuesta por compañeras de trabajo del Hospital General de Castellón. Ángeles, Juani, Sonia, Ana, Cristina, Silvia y Tica relataron con ilusión: «Es la primera vez que venimos. Veremos qué pasa. No hemos subido nunca y es típico. Son 58 metros de altura, con lo cual, imagínate, es bastante».

Otro hecho singular de la visita es que, a los pies del Fadrí, en la puerta de acceso, figura una inscripción en latín en la que no todos han parado atención. «Refleja que el campanario lo mandó construir el Consell de la Vila (Ayuntamiento) entre 1591 y 1604», indicó Sorribes. Una vez se accede, «el primer tramo es más largo y oscuro. Id pegados a la pared», aconsejó.

En el viaje por el interior del campanario los visitantes descubren primeramente la sala del reloj, luego la antigua prisión eclesiástica, la habitación en la que antaño vivía el campanero, la sala de las campanas y, por último, la terraza. Entre los castellonenses que ayer rozaron el cielo en su escalada estuvieron también representantes de Compromís, muy vinculados a la Colla Pixaví. Entre ellos, además de los concejales de Castelló y las candidatas al Congreso y a Les Corts, paticiparon el conseller de Educación, Vicent Marzà; y la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.

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