Mi devoción por la lírica me llevó a subirme a un escenario, en no pocas ocasiones, para interpretar zarzuelas en su gran mayoría con la Compañía Lírica Española, que dirigía el que fuera ayudante de Tamayo Antonio Amengual, bien conocida de los castellonenses, porque en la semana magdalenera tenía una cita obligada en el Teatro Principal, donde dejaba constancia del su nivel artístico y de la calidad de sus voces solistas. Entre ellas recuerdo con enorme afecto la amistad que fragüé con primeras figuras de la lírica nacional como Josefina Meneses, Helena Gallardo, Pilar Moro, Carmen Iglesias, Ricardo Muñiz, Carlos de Maqua, Carlos London...

Viene este exordio a tenor del homenaje que el pasado sábado recibió en Madrid, el veterano Amengual y en el que intervinieron quienes tuvieron la fortuna de actuar a sus órdenes. Hubo, según me cuentan y puedo ver por las fotos (ya que me fue imposible asistir como era mi ilusión y mi deseo), afecto, emoción, entrega y un gran nivel artístico. No podía ser menos. «Todo se lo merece el santo», cabe decir haciendo bueno el refrán popular.

Y buena prueba de la confraternización de todos los asistentes es que he pasado días muy felices conversando con quienes fueron compañeros de aquellos tiempos. «¡Qué tiempo perdido, que tiempo querido!, que pronto se fue, para ya en la vida jamás volver». Cuántas veces canté esa frase de La del Manojo de rosas a la vera de la «reina» Josefina Meneses, cuyo homenaje extiendo a todos los componentes de la memorable agrupación canora.

*Cronista oficial de Castellón