La música es algo fundamental para el ser humano. Si es buena, constituye una gran fuente de cultura. Me encanta en casi todas sus modalidades.

Aunque como todos tengo mis preferencias. Pero algunas variedades musicales resultan desagradables, por ejemplo, el reggaeton. Curiosamente parece ser la más popular entre la juventud y, aunque suene a viejete cascarrabias, diría que así nos va. Pero aún encierra una paradoja más preocupante y es el sesgo violento y machista de alguna de sus letras, que se corresponden bastante bien con el aspecto de sus intérpretes. Muy elegantes no van.

Con una sociedad con el feminismo como bandera, el Me too, el techo de cristal y demás consignas, que enarbolan muchos de los que luego enloquecen con el reggaeton. Este género tiene unos artistas de nombres peculiares, con unas letras muy poco ejemplarizantes. Cosifica a las mujeres, que se describen como cuerpos sin valor, objetos disponibles por sus machos, intercambiables, de usar y tirar, las denigra, las trata de promiscuas, obscenas, infieles, viciosas, interesadas y sumisas.

Incluso hacen apología de la violencia contra las mujeres, repugnante e inaceptable. Solo pondré uno ejemplo: «cuatro babys, siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les pido, ninguna me pone pero». Cada cual que escuche lo que quiera. Yo esta no quiero.

*Notario