Ahora que muchos presumen de su historia, en algún caso inventada y en muchos manipulada, es conveniente reivindicar la nuestra, real y contrastada, gloriosa y culta. Que no nos lleva a creernos mejores que los demás ni a independentismos absurdos, pero que la mayoría de los valencianos amamos.

El Reino de Valencia lo creó Jaime I en 1238, monarca de la Corona de Aragón en la que nos integró. Creó un reino con entidad política independiente, con sus propias instituciones, moneda, administración y aranceles, y con sus propias leyes: Els Furs. Antes pasaron por aquí íberos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, visigodos y musulmanes. Después se repobló de cristianos en su mayoría, aragoneses y navarros, y se quedaron muchos mudéjares, musulmanes y mozárabes, además de judíos. En 1283 se crea el Consulat del Mar, el primero de España. El siglo XV es nuestro siglo de oro, con un gran desarrollo económico gracias al comercio marítimo, a la Taula de Canvis, primera bolsa de la historia, al crecimiento demográfico y a la estabilidad monetaria. Se edificaron grandes construcciones góticas. Valencia pasa a ser la principal ciudad peninsular con más de 100.000 habitantes y se produjo una explosión artística y literaria sin precedentes: Jordi de Sant Jordi, Ausiàs March, Joanot Martorell, Joan Roís de Corella, Jaume Roig, Bonifaci Ferrer o sor Isabel de Villena, escriben en lengua valenciana obras universales. Con los Reyes Católicos y Carlos I pasamos a formar parte de España. Hemos sido muy grandes, ojalá sigamos siéndolo siempre.

*Notario