No todos tuvimos un año 2007 tan excitante como el de Nicolas Sarkozy. «Fue rico en acontecimientos. Fui elegido presidente de la República francesa, me divorcié y conocí a Carla Bruni. Y todo en menos de seis meses. Puede decirse, pues, que fue un año decisivo», sostiene el exmandatario galo. Hay que reconocer que es cierto, que una acumulación de episodios como estos trastorna la vida de cualquier persona. Así lo reconoce Sarkozy, en un libro de 400 páginas que se llama Passions y que, en una sola semana, ya es el más vendido en el país vecino.

La promoción que le han hecho es fenomenal, grandiosa. Entrevistas en horario de máxima audiencia y reportajes, por ejemplo, en el Paris Match. Aquí nace la polémica. Sarkozy es bajito, notablemente más bajito que Carla Bruni (los humoristas le llamaban «pétit Napoléon») y en la portada de la revista parece más alto que su mujer. Bastante más alto. Para evitar acusaciones de machismo han tenido que aclarar que no hay un ápice de Photoshop. «Nada de eso: es solo que, en la foto, él estaba un peldaño más arriba que ella». Me parece una justificación enternecedora.

COMO SI las portadas del Paris Match las compaginara un becario con la primera foto que le viene a la cabeza. Llámale retoques, llámale peldaños.

*Escritor