Voy a parecer redundante, reiterativo… y hasta obsesivo, por volver a escribir sobre el tema que ocupó esta columna la semana pasada, que no es sino la interpretación del Rotllo i canya en la Galania de la reina de las fiestas del pasado sábado día 20. La causa de esta contumacia, no es más que explicar la razón por la que en vez del bien conocido “Som de Castelló” que se canta en el pasodoble de Pepe García, dije (bueno, dijimos, porque también lo hizo el coro del grupo Jacaranda): “Pam, pam orellut”.

No han sido pocas las personas que, al respecto, me han argumentado que si con ello yo quería hacer un guiño de compadreo al Club Deportivo Castellón. A ello, tengo que contestar que en absoluto, por más que el albinegrismo tenga todas mis simpatías. En 1946 mi padre estrenó la versión cantada de Rotllo i canya y Pepe García en la partitura manuscrita que le entregó, escribió bajo las notas “Do, do, la ,si, do, “Pam, pam orellut”, reproduciendo el inicio del himno del equipo de fútbol que escribiera Eduardo Bosch en 1941, del mismo modo que, asimismo, utilizó en su pasodoble otras citas de motivos populares como La carbonerita, Les penes son, La tarara, el Ball dels nanos, o Mon pare no te nas..., entre otros. La partitura autógrafa original del Rotllo i canya, que me honro en poseer, bien lo demuestra.

La permuta por “Som de Castelló” la realizó, cuatro años más tarde, José de Sanmillán en ocasión de una gira de la coral de Educación y Descanso, para identificar la procedencia de la hueste cantora castellonense y, de inmediato, hizo fortuna el cambio en el pasodoble.

A cada uno lo suyo. H