Hermanos, como sabéis la economía va a su bola. Da igual que haya Gobierno de en funciones, que no haya Gobierno o que este sea en coalición o en minoría. Cuando la cosa tiene que ir bien, pues va. Y cuando tiene que ir mal, pues va también. Es como si los gobiernos, en materia de economía, no sirviesen para nada. Cuando el Ejecutivo en funciones de Rajoy en el 2016 no había manera de que consiguiera los votos necesarios para ser ungido presidente como Dios manda... pues tampoco parecía que se fuera a hundir el mundo.

Dicen que, si vamos a nuevas elecciones, como los españoles somos tan cabezones, volveremos a votar a los mismos (menos los que se abstengan de votar, claro está). Dicen que si hay algún trasvase de votos será entre los partidos de cada bloque. Los de izquierdas seguirán votando izquierdas y los de derechas votarán ultraderecha. Por lo tanto, la balanza se quedará más o menos por igual.

Ahora hay políticos que, ante esta situación de bloqueo, dicen que hay que cambiar incluso la Constitución, para hacer una segunda vuelta o no sé qué tonterías más. Todo menos ceder un poco todos. Que es ni más ni menos lo que les hemos pedido los votantes de forma clamorosa: que se pongan de acuerdo.

El otro día en un tuit alguien proponía una solución muy imaginativa: que se hicieran nuevas elecciones, pero que se inhabilitara por cuatro años a todos aquellos diputados y diputadas que no han sido capaces de elegir presidente para que se forme Gobierno. Porque en realidad no sirven para lo que se les ha elegido. Por las molestias habrán cobrado, por tres o cuatro meses sin hacer nada, el sustancioso sueldo de diputado. Se llama incentivar.

*Abogado. Urbanista