Caballeros, cruzadas, conquistas, un mundo que escapa de los libros de historia de la Edad Media para asaltar las calles de Sant Mateu. La Asociación Cultural Antiguas Órdenes Militares del Maestrazgo, creada en esta localidad hace más de 10 años, conmemoró el traspaso de las posesiones Templarias y Hospitalarias a la nueva Orden Militar de la Montesa en un solemne acto cargado de leyendas y memoria.

Desde hace tres años, las capas que ondean en los vestuarios de los guerreros atraen, a finales de agosto, la atención de vecinos y turistas del municipio, que aprovechan la oportunidad para ver en persona la representación de uno de los hitos históricos más importantes de toda la comarca.

La ceremonia arrancó con una conferencia a cargo del presidente de la asociación, Manuel Traigueros, que rememoró la cronología histórica de Sant Mateu, retrocediendo a los años dorados de la localidad. El salón de plenos del consell municipal fue el encargado de acoger el discurso del médico local y las miradas atentas del curioso y expectante público.

El advenimiento conmemorado, sucedido en un lejano 1317, supuso el traspaso de los bienes que poseían principalmente los Hospitalarios para crear la Orden Montesiana, de la que Sant Mateu sería capital durante los más de 250 años que dominó la zona.

Esta localidad del bajo del Maestrazgo se consagró durante la Edad Media como una de las ciudades más esplendorosas del reino de Aragón, considerándose la Meca de los montesianos, ya que 14 Maestres permanecieron allí gran parte de su vida, cumpliendo con su labor de aconsejar al rey.

Pero si los relatos son gloriosos, la minuciosa representación de los habitantes consiguió trasladar la ciudad a la época. Los 29 personajes ambientados con los antiguos trajes avanzaron por el casco antiguo hacia el Pigró del Fossar, en la entrada del municipio, donde se hizo la ceremonia.

La capa negra de los Hospitalarios, reservada a los momentos de paz, se contraponía al color blanco de los Montesianos. Ante el Consell de la Vila, enviado por el rey para controlar el traspaso, se leyeron las bulas papales y reales haciendo oficial el encuentro.

Una majestuosa exhibición de tradición que permitió imaginar a un Sant Mateu diferente pero con las mismas calles que ahora, tantos años después, pisan orgullosos sus vecinos. H