El sexismo como desencadenante de la violencia machista merece un análisis y estudio exhaustivos. Los asesinatos de mujeres solo por serlo a manos de los hombres que las consideran una propiedad a su merced clama soluciones y parece consensuada la creencia de que la educación es la herramienta fundamental para empezar a caminar en positivo. El IES Benigasló de la Vall d’Uixó se ha puesto manos a la obra, porque el movimiento se demuestra andando.

En el curso 2018/2019, de la mano del profesor Juan Carlos Castelló y el departamento de Filosofía que dirige, se plantearon la posibilidad de crear una nueva asignatura en Bachillerato. Su nombre, contundente, sin paños calientes: Violencia de Género. La dirección del centro respaldó la iniciativa, la Conselleria de Educación dio el visto bueno convirtiendo este centro en el único de España con esta optativa. El resultado: este curso ha crecido el número de alumnos que la han escogido.

Castelló considera que hay que llamar a las cosas por su nombre, que se debe «enseñar a mirar» a los jóvenes para que sean capaces de identificar «elementos de su alrededor tan visibles que pasan desapercibidos» y así sean la clave para iniciar el proceso de transformación que la sociedad necesita, desde dentro, porque «la violencia sexista es un mal endémico que existe desde hace 10.000 años, pero que ha empeorado desde el pasado siglo XX».

Que esta asignatura haya ganado en número de alumnos nada tiene que ver con que la consideren una opción accesible para mejorar sus expedientes. En las aulas se van a enfrentar a una realidad que les rodea, de la que forman parte, que evidencia «una carencia terrible», en un momento histórico en el que «se ha suscitado un ambiente general que hace que se menosprecie el sexismo, lo que es muy grave, porque alimenta más la violencia».

La mujer no es solo víctima

La máxima que Castelló trabaja con su alumnado es que no se puede partir de la premisa de que la mujer es solo víctima, porque la hace partir de una situación de sometimiento. Aunque para lograr ese objetivo hay mucho con lo que combatir. Esa es la esencia.

En su aula comprueban que «en el 80% de las fotografías que incluyen los libros de texto aparece solo hombres», la mayoría de los nombres de calles son masculinos, son ellos los que han recibido más premios Nobel, los que dirigen en gran medida las universidades y los centros educativos... Un mensaje subliminal y permanente que les persigue y «hace que los chicos tengan una referencia clara, y que las chicas consideran que su referente es masculino». Su propósito es que los estudiantes «hagan ese descubrimiento como primer paso para empezar a disolverlo». Porque los alumnos que escogen la asignatura de Violencia de Género quieren cambiar las cosas. Algo esperanzador.

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