Ayer celebré una comida en el bungalow con algunos amigos y, de todo lo que hablamos, los temas más destacados fueron los que aparecieron en la sobremesa. Algo muy español.

Por supuesto hablamos del Gobierno. Mal. Faltaría más. Hablamos también de los podemitas. Y a nadie se le ocurrió nada bueno. Hablamos del partido del Rey. Ya saben, del PSOE. Y poca cosa se escuchó en positivo.

Cuando el sol bajaba y las torrijas ya habían desparecido, el bueno de Climent habló de Morante. La tauromaquia es un tema fabuloso para regar una tertulia entre buenos amigos, aunque, tristemente, alguien mentó a la bicha y la conversación volvió a discurrir por derroteros político- sociales.

Cuando al bueno de Borrás se le ocurrió citar a Juan Carlos I, las carcajadas resonaron por todo el barrio. Fue oír el nombre del rey emérito y las risas invadieron la mesa.

Tuvo que intervenir Mileo para que la sobremesa recobrara seriedad y, tras recordarnos a todos que madre no hay más que una, nos emplazó a subir hasta l’Alcora para ver a los peregrinos en su camino al castillo de l’Alcalatén.

Menos mal que Badenes exclamó que nos dejáramos de catxirulos y que abriéramos otra botella de Beefeater. Entonces Safont sonrió y fue a la cocina a por tónicas.

Hacía tiempo que no nos reuníamos y lo cierto es que no nos faltaron temas por tratar ni ganas de criticar en esta sobremesa pascuera.

Minutos después despotriqué con saña sobre cierto concejal del ayuntamiento de quién sabe qué pueblo y los que apenas habían intervenido preguntaron... I eixe per a qui cull? H