De vuelta al mar, fuerte y recuperada. El ejemplar de tortuga caretta caretta capturada accidentalmente el pasado febrero y llevada hasta el Arca del Oceanogràfic de Valencia para curarse de un principio de neumonía y una embolia leve, ha sido devuelta a su hábitat natural. El animal, una especie que se encuentra en los océanos Atlántico, Pacífico, Índico y también en el mar Mediterráneo, ha sido bautizado con el nombre de Benicàssim, en honor a la localidad que lo ha devuelto a su hogar.

La playa del Voramar fue el escenario de la liberación de la tortuga. De la mano de la alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués; el secretario autonómico de Turismo, Franscesc Colomer; y la presidenta del grupo Avanqua, Celia Calabuig, el animal se deslizó por la arena para llegar al mar.

Decenas de niños disfrutaron de la presencia de la tortuga en la playa, tocaron su caparazón y se quedaron asombrados por su gran tamaño. Y es que Benicàssim es un preciosa hembra de 21 kilos, uno más de los que pesaba cuando fue rescatada.

Los amantes de la tecnología aprovecharon también para retratar el feliz momento e, incluso, grabar en vídeo la carrera del animal hasta la orilla. Y es que, a pesar de la lentitud que caracteriza a las tortugas, sus ganas por regresar al Mediterráneo hicieron a este ejemplar volar hasta el agua.

Los reptiles de su especie pasan la mayor parte de su vida en hábitats marinos y las hembras solo se trasladan, brevemente, a las playas para desovar. En el caso de Benicàssim, llegó al Arca del Oceanogràfic gracias al buen hacer de un pescador, que la capturó accidentalmente y avisó al 112.

Técnicos de la Conselleria la recogieron y el reptil ingresó en febrero con un principio de neumonía, al haber aspirado algo de agua marina, y una embolia gaseosa muy leve, respondiendo muy rápidamente al tratamiento y mejorando a los pocos días. Benicàssim vuelve a nadar, sana y salva, y cuenta con un microchip y una chapa para facilitar su identificación si vuelve a aparecer en un centro de recuperación. H