Hermanos: No somos nada. O lo somos todo. ¡Hay que ver, en la última semana, los vuelcos que da la vida! Viene a ser aquello de la canción de Rubén Blades que decía: «La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios. Si naciste p’a martillo del cielo te caen los clavos». Pero exactamente al revés.

Pedro Sánchez, después de sufrir una catarsis personal. Después de tener al PSOE dividido y reducido a la cuarta potencia (siempre según las encuestas) ha sido el martillo que ha clavado los últimos clavos en la tumba un sistema corrupto de hacer las cosas. Y los clavos le han caído del cielo en forma de sentencia judicial, actitud impasible del expresidente del gobierno que escogió la puerta de atrás para irse en lugar de convocar elecciones, un Podemos que no podía repetir experiencias ya pasadas, un Ciudadanos desdibujado solo con un mensaje patriótico… y siguen lloviendo clavos del cielo.

Está claro que la vida de Sánchez está trufada de carambolas. Fue concejal de Madrid por una carambola. Entró de diputado en el Congreso por otra carambola. Y ahora esto.

Igual que hay cenizos a los que todo les sale mal. Los hay suertudos a los que hasta las cosas que le salen mal finalmente se le vuelven a su favor. Ya puestos yo prefiero tener un presidente del Gobierno con suerte, que uno que no la tenga. Aunque la suerte, si no se la trabaja uno, no existe. Hay que crear las condiciones idóneas para que la semilla del trébol de cuatro hojas caiga en el lugar idóneo. Y, con el Gobierno que ha montado este hombre, parece que lo ha logrado. Amén.

*Abogado. Urbanista