"Si el colegio se cierra, el pueblo se muere poco a poco». Esta frase repetida por los alcaldes del interior de Castellón ante la crisis de despoblación que acecha a la provincia, sirve para reivindicar la situación que vive el colegio Santa Ana de Zucaina. Tres alumnos marroquís salvan al centro, donde conviven con otros cinco nacidos en el pueblo, en un contexto de «educación altamente personalizada», según explica el director, Javier Montón, que lanza un SOS para impulsar medidas cara a captar más alumnado foráneo o de la comarca.

En el pueblo apenas hay nacimientos y desde el centro temen que las dos familias de magrebís se trasladen en uno o dos años para buscar un mejor trabajo, mejores condiciones de vida. «Parece que, de momento, se van a quedar un par de años o tres... y después, ¿qué?», señala Montón, uno de los dos profesores que mantiene el centro, que comparte instalaciones con la consulta del médico y el hogar del jubilado.

EL PRÓXIMO CURSO //

El problema ya empieza el próximo curso. De los ocho chavales que actualmente componen el aula multiedad de Zucaina, tres pasan de ciclo, de Primaria a la ESO, y se van del centro, y del pueblo, para matricularse en el instituto de Montanejos, adscrito al Santa Ana. Se quedan con cinco estudiantes, que serían dos si las familias inmigrantes deciden irse a otro sitio.

«Será un problema, porque, si eso pasa, nos aboca al cierre del colegio, que no sobrevivirá con solo dos alumnos». Son palabras del alcalde, José María Ibáñez, que explica que las dos parejas «llegaron al pueblo hace tres o cuatro años y los padres trabajan en las explotaciones ganaderas, como pastor y como repartidor». «Sabemos que las condiciones de vida que tienen son precarias, pero en estos tiempos que corren, sin posibilidad de ofrecer un trabajo y en un municipio de 165 censados y apenas 50 habitantes, que vive del campo sobre todo y de algunos oficios, es difícil ofrecerles mucho», argumenta.

No obstante, el Ayuntamiento quiere revertir esa situación y ya se ha puesto manos a la obra. El alcalde avanza que «desde la corporación se va a estudiar qué medidas se pueden tomar para poner solución a este problema». «Aceptamos propuestas», señala. A corto plazo, podría ser el hijo del propio alcalde el que sumara alumnado. «Ahora tiene apenas 10 meses, pero se podría avanzar su escolarización a los dos años», especifica el socialista Ibáñez.

UNA ESCUELA PERSONALIZADA //

Integración de culturas, convivencia, educación en valores, más transversal y con más innovación... pero con pocos medios. «La nuestra es una escuela de todos, con una atención altamente individualizada al tener a alumnos de varias edades y con necesidades específicas acordes a su etapa educativa, desde Infantil a Primaria», señala el director del Santa Ana, un centro que en los años 70 llegó a tener cinco aulas de 40 niños. Ahora sobreviven con solo 8. //