Actualmente, en nuestra Comunitat Valenciana, somos polo de atracción de un tipo de turismo indeseable. No es el turismo de sol y playa de baja calidad que se dedica a hacer balconing. Me refiero al llamado turismo de residuos para el que nuestra tierra es un absoluto paraíso.

Y es que, por vertido de residuos no peligroso susceptible de recuperación, se pagan en nuestros vertederos una tasa de 5 euros por tonelada de porquería que entra en sus instalaciones, mientras en Cataluña se abonan hasta 35,6 euros por tonelada. Eso sí que es un auténtico efecto llamada para basuras de otras partes de España y hasta de otros puntos de la Unión Europea, aprovechando la libertad de tránsito de mercancías que disfruta actualmente nuestra querida Unión.

Desde julio, según la ley aprobada por Les Corts Valencianes, el tipo seguirá siendo inferior al catalán (30 euros por tonelada) pero con ello se desincentivará el traslado de desechos al territorio valenciano. Sin embargo, esta tasa ha puesto de los nervios al sector cerámico porque en una interpretación forzada de la ley podría entenderse que esta afectaría a la gestión de los residuos industriales.

En principio, parecer ser que la tasa se aplica a los residuos en vertedero y a la incineración, y que no tendrá repercusión económica en el sector azulejero, un sector estratégico para nuestra Comunitat, que gestiona sus residuos mediante reutilización y el reciclaje.

Veamos si es posible que nuestros vertederos dejen de ser objeto de ese turismo que hace que nos traguemos la porquería de otros a bajo coste.

*Abogado. Urbanista