Esta semana los vecinos de la playa de Ben Afeli, en Almassora, se encontraron por sorpresa con un hallazgo poco habitual en el borde del mar. Parte de la proa de un yate, de unos cuatro metros de longitud, apareció justo donde rompen las olas. Como si de los restos de un naufragio de otra época se tratase, los más curiosos se acercaron a fotografiarse con semejante pedazo de madera, extrañados por la procedencia del mismo.

La causa no distaba demasiado de ellos. El yate había sido comprado por una empresa de buceo de Alcossebre, Barracuda, que pretendía hundirlo en las cercanías de la localidad del Baix Maestrat como parte del parque subacuático que ya existe frente a la Serra d’Irta. Pero, tras vaciarlo y adecuarlo para convertirlo en pecio, el yate no pudo llegar tan lejos. La semana pasada, al poco de salir del puerto de Castellón, remolcado por una empresa de Sant Carles de la Ràpita (Tarragona), el buque, que hacía aguas desde el primer momento en que fue puesto sobre las mismas, comenzó a hundirse.

Ante esta tesitura, el remolcador decidió paralizar la operativa frente al Planetario del Grao de Castellón... donde acabó por hundirse.

El resto lo hizo la naturaleza. El temporal de mar de Levante que el fin de semana pasado azotó la costa provincial acabó por desgajar una parte de la proa del buque. Tal fue la fuerza del oleaje que arrastró tan gran pedazo de madera varios kilómetros, hasta aparecer en la playa de Ben Afeli. El resto debe estar, entero o por partes, en alguno o varios puntos del fondo marino frente a la costa castellonense.

Calleja lo quería grabar

Tal era el interés del proyecto que incluso había alzado expectación fuera del territorio provincial. El equipo del conocido montañista, aventurero y presentador de televisión Jesús Calleja, conocido por sus programas Desafío extremo y Planeta Calleja, en los que lleva a famosos a situaciones límite, se desplazó hasta la zona para grabar todo el proceso. Comandado por su hermano Kike, Calleja pretendía reproducir posteriormente cómo el yate formaría parte del parque submarino de Alcosebre, que ya alberga varios barcos de recreo. Pero no pudo llegar al destino.

rolivares@epmediterraneo.com