Tienen sus casas a apenas 50 kilómetros del mar, pero muchos de ellos lo han visto por primera vez en Alcossebre. Lo que para la mayoría de castellonenses es un trayecto corto en coche, para ellos es un conjunto de murallas, barreras y estrictos controles del ejército. Salirse de sus confines supone poner en riesgo sus vidas. Durante dos semanas, 10 niños y dos adultos procedentes de Palestina han podido huir de la violencia diaria que sufren en sus calles para disfrutar de las actividades propias de la gente de su edad durante su estancia en el campamento Jaume I del Institut Valencià de la Joventut (IVAJ), en Alcossebre.

Los jóvenes proceden de Nabi Saleh, una pequeña localidad de Cisjordania, y la ciudad de Hebrón, en la franja de Gaza. Su llegada ha sido una realidad gracias a la asociación Unadikum, que divulga este conflicto y que logró el apoyo del IVAJ. El presidente de la asociación, Manuel Pineda, explica que estos días “han sido tratados como los niños que son, y han descubierto las actividades que hacen cada día chicos con sus mismos años en un país como el nuestro”. Añade que en la zona de Palestina “no se aplican los derechos del menor, por lo que el ejército de Israel los trata y castiga como si fueran adultos”. Es por ello que “no solo ven la violencia, sino que la sufren mediante la presión de los colonos, agresiones o gases lacrimógenos”.

Otra de las integrantes de Unadikum, Sara Vilà, detalla que una de las participantes “perdió el habla tras la muerte de su padre” y han visto que “estos días han sido de gran ayuda para ella”. Estas jornadas de paz en Alcossebre las han dedicado a conocer el destino turístico, con monumentos como el castillo; o asistir a las actividades del festival de circo Babakus, celebrado la semana pasada. También han visitado el Planetario de Castellón o incluso han ido hasta Barcelona para poder ver el Camp Nou de cerca. “Una ilusión que tenían muchos de ellos”, menciona Vilà.

convivencia // Los niños palestinos han convivido con otros de los jóvenes que desarrollan sus campamentos en la escapada de la Jaume I. “Con la ayuda del traductor les explicaron al resto lo que pasa en sus casas, y todos se quedaron muy afectados”, dice la representante de la entidad. Conocer su situación sensibilizó a los demás y les facilitó su integración durante la estancia. Desde Unadikum esperan que la experiencia “se pueda repetir otros años, porque ha sido muy positiva para ellos”. Han cambiado el contacto directo con fusiles por los juegos y la paz de las vacaciones en España. Antes de la despedida, representantes del Ayuntamiento de Alcalà y el secretario general del IVAJ, Jesús Martí, quisieron conocer a los pequeños. H