El 31 de mayo de 1938, pasadas las 8.00 horas, nueve aviones Dornier DO 17 de la Legión Cóndor sobrevuelan el cielo de la Vall d’Uixó. A la misma hora decenas de labradores se desplazan a pie o en carro por las carreteras de Nules y Moncofa para ir a trabajar a sus huertas. En ese momento, la calma y el ruido de las primeras horas del día se interrumpe y un estruendo de explosiones de bombas y tiroteos se hace dueño de la localidad. Es entonces cuando Manuel Fenollosa, un niño de tan solo seis años, echa la vista al cielo del barranco del Randero y corre a esconderse a una cueva, igual que muchos otros valleros presos del pánico que tratan de salvar sus vidas. José Serrano, Vicente Valls, Francisco Barberán, Ricardo Borrull, Rosario Bonig, Antonio Jover y Antonio Aguilar no correrán esa suerte.

Este sería el primero de los tres ataques que sacudirían al municipio también el 4 y 6 de junio, dejando otros siete fallecidos. Ahora, 78 años después de la tragedia, los vecinos recordaron durante este pasado fin de semana estos hechos históricos.

De esta forma, a través de diversas actividades bajo el paraguas de Les cicatrius de la guerra: els bombardejos de la Legió Còndor (1938) los valleros pudieron rememorar un episodio de nuestra guerra civil.

La presentación del libro Les mans i altres relats de guerra, del periodista y escritor local Nel·lo Navarro, y el cortometraje El último abrazo, iniciaron el viernes y el sábado unos actos que concluyeron ayer con un paseo urbano por el casco antiguo de la Vall. Bajo las explicaciones de Navarro, los asistentes pudieron trasladarse a aquel día y conocieron “los restos que quedan de los bombardeos y los edificios que tuvieron protagonismo en la guerra civil”.

Durante el trayecto se leyeron fragmentos de un diario sobre los bombardeos que escribió el maestro local Francisco Fuertes, junto a algunos partes de la 25 División del Ejército Republicano que se refieren a lugares concretos de la localidad.

Uno de los momentos más emotivos llegó con el recuerdo a las 14 víctimas que, en palabras de Navarro, “son las más inocentes de la guerra”. Con estas actividades, la Vall d’Uixó revivió aquellos tristes días con el objetivo de divulgar la historia. H