--¿Desde cuándo tiene usted esta gran afición por la paleontología?

--Desde pequeño he tenido afición por la paleontología. Fruto de mi pasión por la naturaleza he creado una base de datos de plantas y otra de fósiles. Empecé impartiendo clases en el CEIP Mare de Déu de Vallivana y después en el IES Els Ports. Siempre he intentado trasladar mi pasión por la naturaleza a mis alumnos. También formo parte de la Associació d’Amics de la Paleontologia.

--¿Cómo descubrió el yacimiento?

--Lo descubrí un día que no estaba buscando fósiles explícitamente. Había maquinaria trabajando en la carretera de Xiva y, al no poder pasar, decidí tomar una senda que conduce al antiguo camino de Xiva a Morella. Llegado a un punto, vi una gran piedra en medio del barranco que, con la luz del sol, proyectaba extraños reflejos y me acerqué a mirar. No tardé en ver que tenía incrustaciones de huesos. A partir de ahí, fui mirando por los alrededores y por la propia ladera y encontré pequeños huesos planos y lo que me pareció que podía ser un hueso de tortuga.

--Y tras comprobarlo, dio la voz de alerta...

--Mi hijo y yo nos pusimos en contacto con Rocío Querol, la concejala de Cultura, y con Rhamsés Ripollés, el alcalde. Desde el consistorio informaron al paleontólogo local José Miguel Gasulla y al historiador Carlos Sangüesa y volvimos con ellos a verlo. Entonces, les mostré los primeros hallazgos. Vimos que aquel hueso que en principio atribuí a una posible tortuga era parte de la cintura pélvica de un dinosaurio.

--¿Cuándo iniciaron los trámites?

--A partir de ahí, nos pusimos en contacto con el propietario de la finca para iniciar los trámites con la Conselleria de Cultura y solicitar permiso para la excavación. El proceso burocrático fue lento, encontré el yacimiento a finales de junio del 2015 y comenzaron las excavaciones en octubre del 2016.

--¿Cómo se siente tras conocer el importante alcance que está teniendo su sorprendente descubrimiento?

--Me siento muy contento y satisfecho por el esfuerzo que se ha hecho por parte de todos y por el gran resultado conseguido hasta el momento. Además, los huesos que salen ahora están muy bien conservados, los primeros parecían más deteriorados. La alegría completa sería que todo este material se pudiese almacenar, estudiar y restaurar en un laboratorio en Morella, que formara parte de un museo en condiciones. La implicación desde las instituciones en este ámbito es fundamental. Tenemos un enorme patrimonio paleontológico en Els Ports que aún no ha visto la luz y que añadiría un atractivo más a Morella.

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