Malawi fue el destino elegido por un policía portuario de Castellón y dos hermanas de Figueroles, una maestra y la otra veterinaria, para desempeñar tareas de cooperación sobre desarrollo rural en la misión de Benga, donde actualmente trabaja el sacerdote Fernando Aguirre. La idea surgió de la mano de la figuerolera Paula Martínez, que estaba colaborando en la misión de San Pablo Apóstol, capitaneada por un movimiento cristiano con componentes de diferentes nacionalidades.

Ella había trabajado en una región de Kenia, con la intención de mejorar genéticamente la raza caprina, para aumentar la producción de leche y así combatir la desnutrición. De esta forma, involucró a su hermana Ruth y a un amigo común, Jaume. “A mi espíritu viajero se le encendieron las luces y quería vivir una experiencia inolvidable”, señala Jaume Blasco.

Ya en Malawi, estuvieron trabajando en diferentes granjas, con la finalidad de desparasitar a las cabras y las vacas.

Otro de los objetivos del viaje fue explorar las posibilidades de colaboración y de trabajo para viajar con alumnos de veterinaria de la facultad CEU-Cardenal Herrera de Valencia y que conozcan de primera mano las posibilidades que ofrecen estos estudios, desde el punto de vista de la colaboración a países en vías de desarrollo.

Por otra parte, Jaume y Ruth colaboraron en un proyecto educativo en Mkhula Lea School. Un centro donde estudian 100 alumnos por aula. Con un absentismo escolar altísimo, puesto que, según resaltan Ruth y Jaume, “en el orden de prioridades primero está ir a por agua para beber y cocinar, hacer leña para calentarse y después, si sobra tiempo, ir a clase”.

experiencia // “Cuando llegas te crees que es la jungla, porque ves que hay carreteras sin asfaltar, te encuentras con gente descalza portando leña y todo te parece caótico. Pero cuando vuelves a España sabes que esto sí es la jungla y no dónde has estado”, recuerdan. En su viaje, se llevaron las maletas cargadas desde España con 92 kilos de material deportivo y escolar, así como ropa y zapatos, gracias a la colaboración de diferentes entidades. “En África tienen carencias, pero son felices y comparten lo poco que tienen”, recalcan. H