Ana Berganza y Paula Heredero, dos mujeres valientes, emprendedoras y sin miedo a nada ni nadie han abierto Villa Juana en Benicàssim. Un espacio de moda, decoración y estilismo que rompe moldes. Con los tiempos que corren, con lo mal que está el panorama emprendedor en esta bendita provincia, que dos empresarias se lancen a la piscina e innoven en el campo del pequeño comercio es más que destacable. Y que lo hagan en Benicàssim, en una calle poco comercial, creyendo que su oferta va a ser tan rompedora que los clientes acudirán hasta ellas sin darse de bruces con el escaparate, también dice mucho y todo bueno de cómo creen en el trabajo que hacen.

Castellón necesita más Anas, más Paulas, más Elenas, Marías y Lauras. Más Rocíos, Gemas, Lucías y Cecilias. Más mujeres de rompe y rasga. Más emprendedoras que, alejadas de la seguridad económica que aporta ganar una oposición o trabajar para un tercero, apuesten por crear riqueza. Inventar proyectos. Arriesgar sus ahorros. Constituir empresas. Afrontar riesgos y saber perder.

Muchos comunicadores, políticos, consultores, tertulianos y generadores de opinión hablan de lo importante que resulta que las mujeres tengan más peso social y económico. Sin embargo, rara vez veo loas a emprendedoras reales.

Y yo quiero aprovechar esta columna para felicitar a dos de ellas con nombres y apellidos. Con ojos y cara. Dos mujeres a admirar y copiar.

*Escritor